Cuando mi segundo hijo nació, todo en él fue
completamente normal, hasta los nueve meses de edad. Fue en ese momento que le dio una fuerte infección de garganta que se le combinó con una de oído y esto le
ocasiono unas fiebres muy altas. Cuando lo lleve al hospital de
emergencia, allí le administraron tres diferentes medicamentos. Al parecer mi
hijo experimentó lo que se conoce como una reacción alérgica a alguno de esos
medicamentos ya que desde entonces cambiaron las cosas en el. Como si fuera
poco, mi hijo en ese mismo tiempo sufrió de insomnio el cual le duro por
algunos meses. Meses en los que yo lo llevaba al pediatra a evaluaciones
constantes, se refirió a varios especialistas los cuales le practicaron pruebas
tanto neurológicas como físicas, y el resultado era que “todo estaba normal”.
Mi hijo ha tenido un desarrollo físico totalmente normal, actualmente tiene 10
años y esta fuerte y saludable. En cambio su desarrollo a nivel cognitivo es
muy lento. A sus 8 años fue diagnosticado con TDAH,
condición que a mí entender y de varios especialistas desarrolló por la reacción
al medicamento que marco su vida pues esto fue lo que descontroló su sistema.
Como pueden ver aquí, un niño especial, no siempre nace
especial. Hay momentos y situaciones a diario que pueden llevar a nuestros
hijos a experimentar algún retraso o déficit que les afecte adversamente su
desempeño académico o social. Mi hijo actualmente no es un niño de alto
rendimiento escolar ya que su condición lo limita mucho, pero aquí esta mami
que no lo deja solo, que siempre esta dispuesta a hacer lo que sea con tal de
que él pueda avanzar en su desarrollo académico y ser un niño que pueda
alcanzar un aprendizaje de calidad y adecuado que cumpla con sus necesidades,
intereses, expectativas y que lo motive a alcanzar el éxito.